top of page

Caminar sin mis peludas fue otra forma de aprender a amar

Actualizado: 24 ago


Tatuajes en honor a mis perras Moothie y Paz – Aquí y Ahora
Paz y Moothie. Aqui y Ahora.

Una vez me imaginé a mis años, con la piel marcada por el tiempo y el alma por el amor, contándole a alguien que no me conocía lo mucho que me dolió caminar este mundo sin ellas.


No sabía cómo se hacía.

Ni siquiera había pasado, y ya me dolía pensarlo.


Antes de que trascendieran, me sorprendía imaginando mi vejez con dos tatuajes en la piel y un hueco en el alma. Me veía a mis 80, con el cuerpo arrugado y cansado, contándole a la gente que no me conocía sobre mis primeras peludas y todo lo que me había dolido el alma desde su partida.


La idea de caminar este mundo sin mis perras empezó a rondarme cuando la cardiopatía de Moothie se aceleró. Era como si algo en mí supiera que estábamos entrando en los últimos capítulos, aunque aún quedaban páginas por escribir. Me tatué su carita, como si eso me preparara para el día en que ya no pudiera tenerla. Como si algo de ella pudiera quedarse conmigo para siempre.


Pero ninguna piel tatuada te salva del vacío de su ausencia.


Y yo me preguntaba una y otra vez: ¿cómo se sigue? ¿Cómo se sigue caminando este mundo sin ellas?


Me imaginaba haciéndome la fuerte, repitiendo frases que escuché toda la vida: “es parte de la vida”, “hay que seguir”, “fueron felices contigo”. Pero nada de eso me servía. Yo no quería ser fuerte. Yo no quería seguir. Yo solo quería no tener que vivir un día sin ellas.


Esa idea me perseguía en silencio.

La escondía mientras comían, mientras las veía dormir, mientras les hablaba como si el tiempo no importara.

Pero sí importaba.

Y yo lo sabía.


Hoy esa pregunta ya no es una anticipación. Es una realidad.


Camino este mundo sin ellas. Y duele, cada paso.

Porque luego de que el corazón de Moothie se deterioró completamente y tuvimos que tomar la peor decisión de nuestras vidas, seis días después, Paz se fue tras ella.


Pero también me acompaña la certeza de que amarlas fue uno de los actos más verdaderos y profundos de mi vida. Y que, de alguna forma que todavía no entiendo, ellas siguen caminando conmigo.


A veces, cuando no sé cómo seguir, me miro los tatuajes.

Están ahí, en mi piel, como ellas siguen en mi vida.

Me recuerdan que su amor no terminó cuando partieron.

Solo cambió de forma.


Aquí. Ahora.


Caminar este mundo sin ellas duele… pero también me recuerda cuánto amé.



🕊️ Si estás viviendo un duelo por tu peludo y no sabes cómo seguir, he creado un espacio para acompañarte con amor y presencia.

Sesiones Online 1:1: Hablar para Sanar
55
Reservar ahora

Comentarios


bottom of page